SU LABOR HUMILDE Y SENCILLA
Bienaventurados sean profesores,
Porque ellos construyen castillos
de oro en el alma de sus alumnos,
Vivencia su aprendizaje a cada minuto.
En su lenguaje singular de tiempos eternos e inolvidables,
De recuerdos y de materias pendientes,
De almas que respirar tras sus pupitres,
a cada instante en esta eterna vida.
Su labor es humilde y sencilla
Para que decir algo más,
Si son las hojas del camino que puso Dios,
Para que descubramos cual es la mejor orilla,
Por donde sembrar nuestro andar,
Cada día en esta vida.
Bien sea su llegada también será su despedida
Después el camino lo recorremos solos,
Y siempre habrá un nuevo encuentro con el,
En cada corazón pues,
Cuando el tiempo nos muestre su sabiduría.
No hay más nada que decir,
Sino bendecir su paso con maravillosa alegría,
Seguiremos recordando como siempre
A nuestro querido profesor,
Porque el saber jamás se olvida.