Érase una vez seis hombres sabios que vivían en una pequeña aldea. Los seis sabios eran ciegos. Un día alguien llevó un elefante a la aldea. Los seis sabios buscaban la manera de saber como era un elefante, ya que no lo podían ver. ¡Ya sé, palpémoslo! Dijo uno de ellos, ¡Buena idea! dijeron los otros. El primero tocó las orejas del elefante, notaba como se movían de un lado a otro, así que dijo: “un elefante es como un gran abanico”. El segundo tocó las patas del elefante” es como un árbol”. “Los dos estáis equivocados”, dijo el tercero, “el elefante es como una soga”, le estaba tocando la cola. Justamente entonces el cuarto, que estaba tocando los colmillos dijo “el elefante es como una lanza”. “No, no” gritó el quinto sabio, “es como un muro alto”, había estado tocando el costado. El sexto sabio, que estaba tocando la trompa dijo “no, estáis todos equivocados, el elefante es como una serpiente”. “No, como una soga”, “no, como un árbol”, “no, como un abanico”…. Siguieron discutiendo durante días y días sin llegar a un acuerdo.
Así nos pasa muchas veces que vemos” la verdad” desde nuestra percepción limitada e intentamos imponérsela a los demás, sin escucharles, sin buscar otras ideas o soluciones, sin pensar que quizás todos tenemos una parte de “la verdad”, pero no toda la verdad, como decia Gandhi, existe tu verdad, mi verdad y la verdad.